jueves, 24 de marzo de 2011

la inmensa tragedia

tragedia en japonla inmensa tragedia ke acaba sufio japon pais paradigmatico por su ejemplar desarrollo y cooperacion internacional nos convoca a una efectiva solidaridad. Y no solo por la hecatombe que implicaron el más pavoroso terremoto de su historia y el devastador tsunami, sino por los especiales vínculos que nos unen. Por sus emigrantes que eligieron nuestra tierra y la valiosa colaboración que nos brinda. De todas maneras, tenemos la certeza de que el Japón se levantará más fuerte de este desastre, como tantas veces ha venido haciendo, gloriosamente Una poderosa combinación de fuertes terremotos y extendidos tsunamis ha causado gran mortandad y duelo en Japón, nación con la que el mundo entero está hoy solidarizado.Todavía es prematuro cuantifi car el número de víctimas humanas, pero no caben dudas, al observar las imágenes de la destrucción, de que lo que ha pasado allí adquiere las dimensiones de una tragedia sin parangón.Esa tragedia está dejando ya secuelas difíciles de superar en un corto tiempo, ya que la imprevisible acción de la naturaleza sigue manifestándose y agravando los daños iniciales a una población y a una economía severamente impactadas, y extendiendo sus efectos a otras partes del planeta, también amenazadas por posibles tsunamis.El mundo ha reaccionado con dolor y al mismo tiempo con decidida voluntad de cooperación. El gobierno dominicano ha ofrecido generosamente su ayuda, con los modestos recursos que posee que, en todo caso, siempre son bienvenidos y necesarios cuando las tragedias de este tipo afectan a cualquier nación, por más poderosa o tecnológicamente preparada que sea.No podemos olvidar que Japón ha sido, frente a otras graves contingencias ocurridas en otras partes del mundo, un país que ha acudido en forma rápida y efectiva para mitigar las consecuencias de catástrofes naturales o confl ictos en los que miles de gentes mueren o son desplazados de sus tierras, prodigando su proverbial solidaridad y apoyo.Este es el momento de reciprocar esa asistencia generosa, volcando todas las ayudas necesarias y la solidaridad moral con el gobierno y el pueblo de Japón, hoy abatido por esta indescriptible tragedia. 
 

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